miércoles, 10 de febrero de 2010

Lugares comunes a lo patojo

Al pie de la letra

Algunas instrucciones para el manejo de electrodomésticos vienen en un español tan mal traducido que, si vamos a operar el aparato, lo mejor es no seguir al pie de la letra las recomendaciones.  Los chinos, esos de ojos rasgados a los que ahora les dio por hacer lo que hacen los japoneses y los norteamericanos, pero a precio de chichigua, en su manual de instrucciones dicen que “Se debe pelar la cobre y tener caution por es dangerous”.  Aquí, pelar el cobre es tan peligroso como rascarle la barriga a una cascabel.

En los textos bíblicos tampoco se debe hacer lo que mandan, al pie de la letra.  ¿Cómo así que “hay que sufrir con paciencia las adversidades y flaquezas de nuestro prójimo“?  No, señor, las adversidades y flaquezas de nuestro prójimo las deben sufrir ellos, los que componen ese prójimo, que se las buscaron y no se las aguantan por zoquetes.  Yo, de mi parte, trato de parrandear hasta donde me lo permite el prójimo adversario femenino, y si hay flaqueza de por medio, que no sea mía.

En tiempos inmemoriales -mejor que se hayan olvidado- se practicaba la cacería de brujas al pie de la letra; los “salvadores de la humanidad” no hicieron bien su trabajo o cazaron a los que no eran, porque hoy sí hay bastantes brujas; algunas ya ocupan el sitial de los verdugos e invocan las Sagradas Escrituras: “Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique la adivinación, morirá apedreado” (Levítico, 20:27).  Delicioso ser brujo y ordenar el exterminio de los brujos.  Es como el ladrón que corre y señala a otro tipo, honrado hasta en el caminar, gritando: “¡Cójanlo, cójanlo!”.

Donde no funciona bien la expresión al pie de la letra es en las galleras, mejor dicho, entre galleros.  Veamos.

El papá gallero mandó al hijo gallero a unas ferias de El Tambo (Cauca) con un  gallo preparado para que lo jugara con la absoluta seguridad de ganar.  El muchacho, apenas llegó a El Tambo, se olvidó de la gallera y se dedicó a parrandear.  Al efecto vendió el gallo y se gastó la plata.  Ya en el segundo día de guayabo le mandó un telegrama a su papá gallero pidiéndole dinero,  que decía: “GALLO PERDIÓSE PUNTO ENVÍE GIRO PUNTO”.  El papá gallero respondió: “RESERVO COLORADO PUNTO GIRO ESTÁ EMPLUMANDO PUNTO”.

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